23 de marzo de 2010
El mejor de la historia
Casi ningún otro futbolista resultó tan paradigmático para su puesto como el arquero Lev Yashin. Le decían la Araña Negra por su vestimenta y porque parecía tejer una red delante del arco. Quienes lo vieron en sus mejores días cuentan que atajaba como ningún otro antes ni después. No hay casualidad en el siguiente detalle: el premio que entrega la FIFA al mejor arquero de cada Mundial lleva su nombre. No sólo eso: la Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol lo consideró como el arquero más destacado del siglo XX.
Nacido en Moscú en noviembre de 1929, fue un emblema del fútbol de su país durante más de dos décadas. Había empezado atajando en el hockey sobre hielo, tan frecuente en el entonces territorio soviético. Llegó por azar a ese deporte: en tiempos de la Segunda Guerra, recién ingresado en la adolescencia, se vio forzado a trabajar en una fábrica de herramientas militares y allí se armó un equipo. Aceptó el ofrecimiento para ir al arco. Como luego aceptaría pasar a un arco más grande: al de fútbol del Dinamo Moscú.
Debutó en 1949 y finalizó su carrera en 1971, a los 42 años. Siempre atajó en el mismo club. Los datos estadísticos vinculados con él parecen mitología: se retiró con la valla invicta en 207 partidos de los 326 en los que participó. La leyenda cuenta, además, que atajó más de 100 penales. Además, ganó cinco Ligas y tres Copas. También fue brillante en el seleccionado soviético: se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956, alzó la Eurocopa de 1960 y disputó tres Copas del Mundo (Suecia 1958, Chile 1962 e Inglaterra 1966, en el que la Unión Soviética fue cuarta, en su mejor participación histórica).
A nivel individual recibió todo tipo de premios: en 1963 se convirtió en el único arquero en obtener el tradicional Balón de Oro al mejor futbolista del año. Cinco años más tarde recibió la Orden de Lenin, una condecoración entregada por el Soviet Supremo a los que consideraba héroes de la Unión Soviética o del Trabajo Socialista. Recibieron ese reconocimiento, entre otros: el cosmonauta Yuri Gagarin, el escritor Máximo Gorki, el Mariscal Josip Broz Tito (líder en tiempos de la ex Yugoslavia) y el cubano Fidel Castro. Hace una década los periodistas rusos lo eligieron como el mejor deportista local del siglo pasado. Y en Moscú una estatua lo recuerda todos los días.
Con el precioso y preciso trazo de sus palabras, alguna vez el escritor uruguayo Eduardo Galeano escribió sobre él: "Lev Yashin tapaba el arco sin dejar ni un solo agujerito. Este gigante de largos brazos de araña, siempre vestido de negro, tenía un estilo despojado, una elegancia desnuda que desdeñaban la espectacularidad de los gestos que sobran".
Cuentan que una vez le preguntaron cuál era la clave para ser el mejor arquero. Y este moscovita que sabía de sacrificios grandes respondió con una naturalidad de asombro: "Un cigarrillo para calmar los nervios y un trago para entonar los músculos".
Humillación
Por J. CARLOS JURADO
El Mundial de Chile 1962 fue especialmente duro para Lev Yashin. Apodado ‘La araña negra’ debido a sus largos brazos ya que siempre utilizaba ese color en su uniforme, el portero de la Unión Soviética recibió multitud de críticas por su actuación durante el torneo.
El calvario de Yashin comenzó en el último partido de la primera fase ante Colombia. La URSS ganaba fácilmente por 4-1 en la segunda vuelta pero Colombia se creció, dio la vuelta al partido y logró un meritorio empate a cuatro. Aquel partido catapultó a la fama al colombiano Marcos Coll, autor del primer y único gol olímpico de la historia de los Mundiales. En el minuto 68 de partido y con 4-1 en el marcador, Coll inició la remontada colombiana con un gol nunca visto a ese momento. Sacó de esquina al primer palo, el defensa Voronin dejó pasar el balón pensando que Yashin atraparía el balón pero ‘La araña negra, que no se esperaba el fallo de su compañero, sólo pudo ver como el esférico se alojaba muy despacio en sus mallas.
Lo peor llegó en cuartos de final. La URSS quedó eliminada tras perder 2-1 ante Chile y Yashin quedó marcado como uno de los responsables del fracaso soviético. “¿Qué demonios estaba haciendo el camarada Yashin que se comió esos dos goles?”, llegó a decir la prensa soviética tras el partido. L’Equipe fue más allá y predijo que la carrera futbolista de Yashin había llegado a su fin a sus 32 años. El periódico francés se equivocó por completo.
Al año siguiente, en 1963, Yashin se convirtió en el único portero de la historia en conquistar el Balón de Oro, el trofeo que premia al mejor futbolista del mundo aunque en esa época sólo podían aspirar al galardón los europeos que jugaran en equipos de ese continente. Yashin volvió a jugar otro Mundial más, el de Inglaterra 1966, donde lideró a la URSS hasta la cuarta plaza y fue incluido de nuevo, como ya ocurriera en Suecia 1958, en el equipo ideal como el mejor portero del torneo.