31 de enero de 2010

La Reinvención del Arquero

Lev YASHIN

Lev Yashin, the Russian Goalkeeper, dives athletically to save a free-kick in the World Cup semi final against West Germany at Goodison Park, Liverpool.

Yashin, el nuevo portero

Cuando se dice de una persona que, tras su paso, algo ya no volvió a ser igual, casi siempre lo hacemos por recurrir a una expresión fácil o por apego al tópico. Son poquísimos los hombres, por mucho que sobresalgan, que ejercen alguna actividad de forma tan innovadora que llega a alterar el rumbo natural de ésta. De Lev Yashin, sin embargo, podemos afirmar sin miedo a exagerar: después de él, la posición de arquero jamás fue la misma.

Empezando por el hecho de que el soviético fulminó el concepto del número uno que pasaba los 90 minutos debajo del travesaño, esperando el balón. Yashin fue pionero en plantar su bandera dentro de toda la extensión del área y delimitarla como territorio suyo. Hasta entonces, ningún guardameta había mostrado nunca tanta agilidad, hasta el punto de que le servía no sólo para neutralizar tiros a puerta, sino también para interceptar centros o anticiparse a los atacantes.

Pero, incluso más que un gran portero, Lev Yashin fue uno de los primeros grandes personajes que tuvo el fútbol. Al destacar precisamente en la Copa Mundial de la FIFA 1958, la primera transmitida internacionalmente (gracias a su compatriota, el satélite Spútnik II), Yashin se convirtió en un reclamo para quien pudiese seguirlo de cerca y un auténtico mito en el resto del planeta, algo que contribuyó a realzar el sensacional apodo de “Araña Negra”, referencia a los colores oscuros que siempre vestía y a la impresión de tener ocho brazos para atrapar la pelota.

Revolución rusa
Nacido en Moscú el 22 de octubre de 1929, Lev Ivanovich Yashin era un muchacho cuando estalló la II Guerra Mundial. Entonces, con 12 años, fue a trabajar a una industria militar. A pesar de lo insalubre que pudiera resultar esa tarea, tuvo la oportunidad de comenzar en el equipo de fútbol de la fábrica. Sus reflejos no tardaron en llamar la atención del Dinamo de Moscú, que lo invitó a incorporarse a su filial en 1949. Era difícil creer que aquella iba a ser la primera y única vez que fichaba por un club. Hasta el final de su carrera, en 1971, la “Pantera Negra” (como ya se le conocía en su país antes de convertirse en “Araña” fuera de sus fronteras) no vestiría otra camiseta que la del Dinamo, equipo con el que disputó más de 300 partidos y conquistó cuatro ligas soviéticas y dos Copas de la URSS.

Aunque Yashin sí se enfundó otra elástica. No una vez ni dos, sino 75, entre 1954 y 1970. Y con ella, defendiendo la meta de la selección de la Unión Soviética, la “Araña Negra” se convirtió en sinónimo de portero imbatible. No es casualidad que durante su etapa en el combinado soviético éste conquistase sus mayores glorias: el Torneo Olímpico de Fútbol en Melbourne 1956, la Eurocopa celebrada en Francia en 1960 y, sobre todo, tres participaciones brillantes en la Copa Mundial de la FIFA: Suecia 1958, Chile 1962 —saldadas con sendos puestos en cuartos de final— e Inglaterra 1966, el mejor registro histórico de la URSS, una cuarta posición. Lev Yashin aún formaría parte del conjunto que acudió a México 1970, pero no llegó a saltar al campo. En total, jugó 13 encuentros en la cita mundialista, cuatro de ellos sin recibir goles, protagonizando un puñado de actuaciones increíbles.

La figura de Yashin era tan grande que marcarle un gol constituía un doble motivo de orgullo, como contó Tom Finney acerca del choque entre ingleses y soviéticos en el torneo de 1958. “Perdíamos 2-1 cuando el árbitro señaló un penal a nuestro favor. Fui a lanzarlo, y en el arco estaba Yashin. Era un guardameta increíble y paraba muchos penales, además de ser una figura intimidante, vestido todo de negro”, explicó, reflejando la fama de Yashin, cuyo número de castigos máximos detenidos hasta que colgó los guantes se calcula en 150. “Decidí chutar con el pie derecho, el más débil, porque sabía que él ya me había visto tirando penales con el izquierdo. ¡Y marqué! ¡Engañé a Yashin!”.

Como una de las personalidades más famosas de la Unión Soviética en una época de Guerra Fría, cuando la distancia —y, por tanto, la curiosidad— de los occidentales con relación al país era gigantesca, a Lev Yashin le rodeaba un aura impenetrable de superhéroe que, además de sus proezas evitando goles, se fortalecía mediante su carisma. Cuando se le preguntaba, por ejemplo, cuál era el secreto para estar siempre tan preparado en los grandes partidos, respondía, sin saberse todavía hoy hasta qué punto bromeaba: “La clave es fumar un cigarrillo para calmar los nervios y después tomar un buen trago de alguna bebida fuerte para tonificar los músculos”.

Fuera lo que fuera, es evidente que funcionaba. En un mundo en el que es casi inevitable dar más valor a quien marca goles que a quien ayuda a evitarlos y en un periodo en el que competía con gente como Eusébio o Alfredo Di Stéfano, la “Araña Negra” se adjudicó el Balón de Oro al mejor futbolista del continente europeo en 1963, siendo hasta hoy el único guardameta que lo ha logrado.

“Único”. Cualquier descripción de Lev Yashin acaba resumiéndose así: no hemos visto otro portero como él. Cuando falleció, en 1990, había recibido todos los reconocimientos posibles: desde la Orden de Lenin en 1968 a un grandioso partido de despedida en 1971, ante 100.000 espectadores y con la presencia de Pelé, Eusébio y Beckenbauer. Con el paso del tiempo, su nombre representa cada vez más lo máximo a lo que puede aspirar alguien que actúe bajo los tres palos. Tanto es así, que el premio al mejor arquero en cada Copa Mundial de la FIFA, instaurado en 1994, se llama como él. Esa posición, de hecho, nunca volvió a ser la misma. Se convirtió en sinónimo de Lev Yashin.

1966: Russian footballer Lev Yashin

World Cup Finals, 1966, England, Russian goalkeeper Lev Yashin.

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Yashin, der Einzigartige

Wenn wir von jemandem sagen, dass nach ihm nichts mehr so war wie zuvor, tun wir das oftmals nur, um einer Aussage mehr Gewicht zu verleihen oder ein Klischee zu erfüllen. Es gibt nur sehr wenige Menschen, die etwas so Innovatives vollbringen, dass sie tatsächlich den natürlichen Lauf der Dinge verändern. Über Lev Yashin kann man jedoch ohne Übertreibung Folgendes sagen: Nach ihm war die Position des Torhüters nicht mehr dieselbe.

Da wäre zunächst einmal die Tatsache, dass der Sowjetrusse das Konzept des Torhüters, der 90 Minuten lang zwischen den Pfosten steht und auf den Ball wartet, vollkommen über den Haufen warf. Yashin war der erste Torhüter, der seinen Aktionsradius auf den gesamten Strafraum ausweitete. Bis dahin hatte sich kein Schlussmann jemals so beweglich gezeigt und so stark ins Spielgeschehen eingegriffen wie er. Er beschränkte sich nämlich nicht nur darauf, Torschüsse abzuwehren, sondern fing auch Hereingaben ab und sah die Spielzüge der Stürmer voraus.

Aber Lev Yashin war nicht nur ein großartiger Torwart, sondern auch eine der ersten großen Persönlichkeiten des Fussballs. Seinen Durchbruch feierte er bei der FIFA Fussball-Weltmeisterschaft 1958, der ersten, die international übertragen wurde - dank des ebenfalls aus der Sowjetunion stammenden Satelliten Sputnik II. Yashin begeisterte die Menschen, die seine Auftritte aus der Nähe verfolgen konnten, und entwickelte sich auf der ganzen Welt zu einem wahren Mythos. Dazu trug sein Spitzname Schwarze Spinne noch zusätzlich bei. Den Namen erhielt er, weil er immer ganz schwarz gekleidet war und den Eindruck vermittelte, er habe acht Arme, um den Ball unter Kontrolle zu bringen.

Russische Revolution
Lev Ivanovich Yashin wurde am 22. Oktober 1929 in Moskau geboren und war noch ein Junge, als der Zweite Weltkrieg ausbrach. So kam es, dass er im Alter von zwölf Jahren für die Rüstungsindustrie arbeitete. Bei all den negativen Seiten, die dies hatte, erhielt er dadurch wenigstens die Möglichkeit, in der Fussballmannschaft der Fabrik zu spielen. Es dauerte nicht lange, bis er mit seiner Reaktionsschnelligkeit und ungeheuren Beweglichkeit die Aufmerksamkeit von Dynamo Moskau auf sich zog.

1949 wurde er ins Juniorenteam des Vereins aufgenommen. Es ist kaum zu glauben, dass dies das erste und einzige Mal sein sollte, dass der Torwart einem Klub beitrat. Bis zum Ende einer Karriere im Jahre 1971 sollte der Schwarze Panther (unter diesem Namen war er auf nationaler Ebene bekannt, bevor er international zur "Spinne" umbenannt wurde) kein anderes Trikot mehr tragen als das von Dynamo. Er bestritt über 300 Spiele für den Verein und sicherte sich in der Sowjetunion vier Meistertitel und zwei Pokalsiege.

Das heißt, natürlich trug Yashin auch noch ein anderes Trikot, allerdings nicht auf Vereinsebene. Insgesamt 75 Mal stand er von 1954 bis 1970 im Tor der Nationalmannschaft der UdSSR - immer im schwarzen Trikot. Die Schwarze Spinne wurde zum Sinnbild eines unüberwindlichen Torwarts. Sicher ist es kein Zufall, dass die UdSSR mit ihm im Tor ihre größten Erfolge feierte: die Goldmedaille beim Olympischen Fussballturnier 1956 in Melbourne, den Europameistertitel 1960 im eigenen Land sowie drei WM-Teilnahmen mit brillanten Auftritten.

1958 in Schweden und 1962 in Chile schaffte es die Sowjetunion jeweils bis ins Viertelfinale. 1966 erreichte man in England sogar den vierten Platz und damit das beste Ergebnis aller Zeiten. Lev Yashin gehörte auch noch zu der Mannschaft, die 1970 nach Mexiko reiste, kam jedoch nicht mehr zum Einsatz. Insgesamt bestritt er 13 WM-Spiele, bei denen er viele unglaubliche und sehenswerte Auftritte zu verzeichnen hatte. Bei vier dieser Partien kassierte er keinen einzigen Gegentreffer.

"Yashin war so stark, dass es einen doppelt stolz machte, wenn es einem gelang, ihn zu überwinden", berichtet Tom Finney über die Begegnung zwischen England und der UdSSR bei der FIFA Fussball-Weltmeisterschaft 1958. "Wir lagen mit 1:2 zurück, als der Schiedsrichter uns einen Elfmeter zusprach. Ich trat an, und im Tor stand Yashin. Er war ein unglaublicher Torwart, der schon viele Elfmeter gehalten hatte. Außerdem konnte er einen mit seiner Statur und seiner schwarzen Kleidung ganz schön einschüchtern", berichtet er.

Bis zu seinem Karriereende soll Yashin etwa 150 Elfmeter gehalten haben. "Ich beschloss, mit meinem schwächeren rechten Fuß zu schießen, weil ich wusste, dass er bereits Elfmeter von mir gesehen hatte, die ich mit links ausgeführt hatte. Und ich habe ihn verwandelt! Ich habe Yashin ausgetrickst!"

In den Zeiten des Kalten Krieges gehörte Lev Yashin zu den berühmtesten Persönlichkeiten der Sowjetunion. Damals war die Distanz der westlichen Welt zu diesem Land enorm - und damit auch die Neugier. Yashin hatte die Aura eines Superhelden, die er nicht nur seinen Fähigkeiten als Torverhinderer zu verdanken hatte, sondern auch seinem unvergleichlichen Charisma. Als er beispielsweise gefragt wurde, woran es lag, dass er bei großen Spielen immer optimal vorbereitet zu sein schien, gab er eine Antwort, von der man bis heute nicht weiß, ob sie scherzhaft gemeint war: "Das ist ganz einfach. Man raucht eine Zigarette, um die Nerven zu beruhigen, und anschließend trinkt man einen großen Schluck von einem starken Getränk, um die Muskeln zu stärken."

Wie dem auch sei, funktioniert hat es jedenfalls. In einer Welt, in der die Torschützen fast automatisch mehr Anerkennung erfahren als diejenigen, die Tore verhindern, und in einer Zeit, in der er mit Spielern wie Eusébio und Alfredo Di Stéfano konkurrieren musste, wurde die Schwarze Spinne 1963 als bester Spieler Europas mit dem Goldenen Ball ausgezeichnet. Bis heute ist er der einzige Torhüter, dem diese Auszeichnung zuteil wurde.

"Einzigartig": Jede Beschreibung von Lev Yashin läuft auf diesen Begriff hinaus. Es hat keinen anderen Torwart wie ihn gegeben. Als Yashin 1990 verstarb, hatte er schon alle erdenklichen Ehrungen und Auszeichnungen erhalten: vom Lenin-Orden im Jahre 1968 bis hin zu einem grandiosen Abschiedsspiel vor 100.000 Zuschauern im Jahre 1971, unter Beteiligung von Pelé, Eusébio und Beckenbauer.

Im Laufe der Zeit wurde sein Name immer mehr zum Sinnbild für den maximalen Erfolg, den ein Torwart erreichen kann. Das wird auch dadurch deutlich, dass die 1994 eingeführte Auszeichnung für den besten Torhüter einer Weltmeisterschaft seinen Namen erhielt. Die Position des Torhüters war nach ihm nicht mehr dieselbe. Sie wurde zum Synonym von Lev Yashin.

Portugal's Eusebio forces his way between two Russian players, only to see his shot saved by Russian goalkeeper Lev Yashin, during the World Cup match at Wembley Stadium, 28th July 1966. Portugal beat Russia 2-1.

Russian goalkeeper Lev Yashin in training. Yashin was named 1963 European Footballer of The Year.

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Yashin ou la révolution russe

Quand on dit de quelqu’un qu’il a révolutionné le jeu, on le fait souvent par abus de langage. En effet, peu nombreux sont ceux qui ont vraiment proposé des innovations ayant altéré durablement le cours du jeu. Mais Lev Yashin en fait bien partie, lui qui a réinventé à jamais le poste de gardien de but.

Le portier soviétique a fait voler en éclats l’image du joueur statique qui passe les 90 minutes dans sa cage, en attendant que les ballons arrivent. Son rôle pionnier a d’abord consisté à s’approprier la totalité de la surface de réparation, à l’annexer au territoire du gardien. Yashin a également surpris ses contemporains par son agilité, dont il se servait non seulement pour stopper les tirs adverses mais aussi pour intercepter les centres ou devancer les attaquants.

Cependant, bien plus qu’un gardien révolutionnaire, Lev Yashin a été l’un des premiers grands personnages de l’histoire du ballon rond. En se distinguant lors de la Coupe du Monde de la FIFA 1958, la première retransmise dans plusieurs pays - grâce à son "compatriote" Spoutnik II ! -, Yashin est devenu une vedette planétaire. Quant à son surnom, "l’Araignée noire", qui faisait référence à sa tenue sombre et à son omniprésence sur sa ligne, il n’a fait qu’accroître son mythe.

Révolution russe
Né à Moscou le 22 octobre 1929, Lev Ivanovich Yashin est encore un enfant lorsque commence la Seconde Guerre mondiale. A 12 ans, il rejoint comme apprenti une usine de fabrication d’armes. Les conditions de salubrité ne sont certes pas idéales pour son épanouissement, mais au moins, cela lui donne l’occasion de commencer à jouer dans l’équipe de l’usine. Ses capacités ne tardent pas à attirer l’attention des recruteurs du Dynamo de Moscou, qui l’invitent en 1949 à intégrer leur équipe de jeunes. Cela semble difficile à croire à ce stade, mais ce sera le seul et unique club de sa carrière. Jusqu’à sa retraite sportive, intervenue en 1971, la "Panthère noire", son surnom de l’époque, ne portera qu’un seul maillot, celui du Dynamo, avec qui il disputera plus de 300 matches et conquerra quatre championnats soviétiques et deux Coupes d'URSS.

Enfin, Yashin portera aussi un autre maillot. Et pas seulement une fois, mais à 75 reprises entre 1954 et 1970. C’est d’ailleurs avec ce maillot, la tunique noire qu’il arborait en équipe soviétique, que "l'Araignée noire" deviendra synonyme de gardien imbattable. Ce n’est pas un hasard si l’URSS a obtenu ses meilleurs résultats pendant son règne : le Tournoi olympique de football, Melbourne 1956, l’UEFA EURO 1960 disputé en France et trois participations brillantes à la Coupe du Monde de la FIFA, avec une place de quart-de-finaliste lors de Suède 1958 et Chili 1962 et une quatrième position à Angleterre 1966, le meilleur résultat dans l’histoire du pays. Lev Yashin est également du déplacement au Mexique en 1970, mais il n’entre pas sur le terrain. Au total, il disputera 13 matches de Coupe du Monde de la FIFA, dont quatre sans encaisser de buts.

Yashin fascinait tellement les foules que les joueurs s’enorgueillissaient des buts qu’ils parvenaient à lui marquer. Tom Finney se souvient de la rencontre URSS - Angleterre de la Coupe du Monde 1958 : "On était menés 2:1 et l’arbitre a sifflé un penalty pour nous. C’est moi qui devais m’en charger, mais dans les cages, il y avait Yashin. C’était un gardien exceptionnel qui arrêtait beaucoup de penalties. En plus, avec sa tenue noire, il intimidait les joueurs. J’ai décidé de frapper du pied droit, mon mauvais pied, parce que je savais qu’il m’avait déjà vu tirer des penalties du gauche. Et j’ai marqué ! J’ai réussi à tromper Yashin !" Finney avait bien raison de se méfier du portier russe, qui aurait arrêté quelque 150 penalties sur l’ensemble de sa carrière.

Le talent et le charisme
En tant que l’un des personnages les plus célèbres de l’Union soviétique à une époque de Guerre froide où la méfiance - et la curiosité ! - des Occidentaux était exacerbée, Lev Yashin bénéficiait d’une aura de super-héros qui se nourrissait de ses prouesses et de son charisme étonnant. Quand on lui demandait, par exemple, quel était son secret pour aborder les grands matches dans les meilleures dispositions, Yashin répondait : "L’idée, c’est de fumer une cigarette pour se détendre et d’avaler ensuite un verre d’un alcool fort pour tonifier les muscles". Encore aujourd’hui, il est difficile de savoir à coup sûr s’il plaisantait ou pas…

Quoi qu’il en soit, sa préparation lui réussissait. A une époque où l’on accordait plus d’importance à ceux qui marquaient des buts qu’à ceux qui les arrêtaient, et malgré la concurrence de joueurs d’exception comme Eusébio ou Alfredo Di Stéfano, c’est bien "l’Araignée noire" qui s’est adjugé le Ballon d’or en 1963, une récompense qu’aucun autre gardien n’est parvenu à arracher depuis.

"Unique". Toute tentative de description de Lev Yashin aboutit immanquablement à cette épithète, qui souligne que l’histoire du football n’aura connu qu’un seul gardien de sa trempe. A sa mort, en 1990, "l’Araignée noire" avait déjà reçu toute sorte de récompenses : depuis l’ordre de Lénine en 1968 à un formidable jubilé en 1971, devant 100 000 personnes, en compagnie de Pelé, Eusébio et Beckenbauer. Aujourd’hui, son nom représente toujours le summum auquel peut prétendre un gardien de football. C’est n’est pas pour rien que le trophée remis au meilleur portier d’une Coupe du Monde de la FIFA, instauré en 1994, porte son nom. Car dans l’imaginaire populaire, Yashin est devenu à jamais synonyme de gardien de but…


Russian Goalkeeper Lev Yashin arriving in Budapest for a training session before the World Cup.

1958. A picture of Lev Yashin of Russia.

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Yashin, the impregnable Spider

There are relatively few players whose sheer brilliance have helped revolutionise the game of football, but former Russia No1 Lev Yashin is unquestionably one of them. Pre-Yashin, goalkeepers routinely spent the 90 minutes waiting patiently between the sticks to be called into action, with the former Soviet Union stalwart one of the first custodians to stamp his authority on the entire defensive third.

For Yashin, mere shot-stopping was not enough: he was constantly barking orders at his defenders, coming off his line to intercept crosses and charging out to meet onrushing attackers, thus commanding his penalty area with real aplomb. The Moscow native attributed his success, in part, to his hatred of conceding goals.

"What kind of a goalkeeper is the one who is not tormented by the goal he has allowed?" he said. "He must be tormented! And if he is calm, that means the end. No matter what he had in the past, he has no future.

Yashin was not just a great keeper, but also one of the biggest characters the sport has ever seen. Bursting on to the world football scene at the 1958 FIFA World Cup Sweden™, the first to be broadcast internationally thanks to the Soviet satellite Sputnik II, Yashin’s popularity grew rapidly thanks to his imposing displays and abundant charisma. Dressed head to toe in black and able to smother even the fiercest of efforts, his nickname of the 'Black Spider' only enhanced his iconic status.

The ascent of a icon
Born in Moscow on 22 October 1929, Lev Ivanovich Yashin was still a young boy come the outbreak of the Second World War. Even so, by the age of 12 he had been drafted in to work in the munitions industry, though this at least gave him the chance to shine for the factory’s football team. His agility soon caught the eye of Dinamo Moscow, who brought the youngster into their junior side in 1949. This would be the start of Yashin’s love affair with Dinamo, his one and only club with whom he would play over 300 first-team games, claiming four Soviet titles and two USSR Cup successes, before retiring in 1971.

But it was in the black goalkeeper’s jersey of the former Soviet Union that Yashin gained worldwide fame, over the course of 75 caps earned between 1954 and 1970. And it was no coincidence that his time guarding his nation's goal coincided with their golden footballing era, a period which included victory at the Men's Olympic Football Tournament Melbourne 1956, the 1960 European Championship in France and impressive outings at three FIFA World Cups.

Having reached the quarter-finals at both Sweden 1958 and Chile 1962, Soviet Union went one better by finishing fourth at England 1966 – their best finals’ performance to date. Though he travelled with the squad to Mexico 1970, Yashin was no longer first choice and failed to make an appearance, leaving his FIFA World Cup statistics at 13 games and four clean sheets.

So great was the esteem Yashin was held in at the time, scoring a goal past him became a genuine badge of honour. “We were 2-1 down when the ref awarded us a penalty," recalled ex-England winger Tom Finney on his showdown with the great man in the first round of Sweden 1958. "I went to take it and there was Yashin in goal. He was an incredible keeper and used to stop a lot of penalty kicks, while he was also an intimidating figure, dressed all in black."

“I decided to shoot with my weaker right foot because I knew that he had seen me taking penalties with my left. And I scored! I tricked Yashin!” added Finney, understandably elated at outwitting a man estimated to have saved an astonishing 150 spot-kicks during his career.

Such was the thrill of a penalty save to Yashin that he commented: “The joy of seeing Yuri Gagarin flying in space is only superseded by the joy of a good penalty save.”

Peculiar pre-game prep
One of the former Soviet Union’s most famous figures during the Cold War period, Yashin’s performances and personality sparked enormous curiosity across the globe. Yet, if we are to believe the player himself, his recipe for big-game success was unorthodox to say the least. “The trick is to smoke a cigarette to calm your nerves and then take a big swig of strong liquor to tone your muscles.”

Whether that was indeed his secret or not, Yashin was able to heighten recognition of the goalkeeper’s art even during a period when lethal goalscorers such as Eusebio and Alfredo Di Stefano were at the peak of their powers. Underlining his impact was victory in the 1963 Ballon d’Or, awarded to the European player of the year, with the ‘Black Spider’ still the only keeper to have claimed the prestigious individual prize.

That was by no means the only honour bestowed on him during his life, with Yashin, who passed away in 1990, also receiving the former Soviet Union’s highest distinction, the Order of Lenin, in 1968. His farewell game in 1971 was played out in front of 100,000 fans and featured the likes of Pele, Eusebio and Franz Beckenbauer, while over time his name has grown ever more synonymous with excellence between the sticks.

So much so that the award for the finest custodian at each FIFA World Cup, an honour introduced in 1994, carries his name. Yet further proof, if it were needed, that since Yashin the position of goalkeeper has never been the same.

Russian goalkeeper Lev Yashin signs autographs for young fans during the 1966 World Cup Competition, July 1966.


1958 World Cup Quarter-Final, Stockholm, Sweden, 19th June 1958, Sweden 2 vs Soviet Union 0, Soviet Goalkeeper Lev Yashin in action.

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